A raíz de la publicación en nuestra editorial de Teoría de la Libertad, de Luis Rosales, en Frontera nos hemos parado a charlar un poco con el hijo del autor, Luis Rosales Fouz, que de manera incansable lleva años poniendo en valor la obra y la figura de su padre. Además, aprovechamos esta entrada en nuestro blog para darle públicamente las gracias por su generosidad y por todas las facilidades que nos ha puesto para poder publicar la Teoría de la Libertad.
¿Qué lugar ocupa Teoría de la Libertad en la obra de su padre?
Teoría de la libertad fue publicada en 1972, entre El contenido del corazón (1969), Poesía española del Siglo de oro. Antología (1970) y Canciones (1973). En ese mismo año 1972 publicó Segundo Abril y Lírica española. Lo cual quiere decir que estaba en una época muy importante en relación al desarrollo y crecimiento de su obra, tanto de poeta como de ensayista.
¿Qué destacaría de la obra ensayística de su padre?
Mi padre era conocido como el poeta Rosales pero su obra como ensayista fue muy extensa y muy buena. Podemos destacar por encima de todo Cervantes y la libertad, una obra monumental. También todo lo referente al Conde de Villamediana y a la Poesía española del Siglo de oro. Pablo Neruda le encargó que se ocupara y escribiera la recopilación de su obra para la Editora Nacional que era lo primero que se volvía a editar del gran poeta chileno. No me puedo olvidar de sus ensayos sobre Pintura a través de sus libros Pintura Escrita y El desnudo en el arte y otros escritos. Por último, Esa angustia llamada Andalucía, sobre el flamenco que es una maravilla. Tocó muchos palos como se ve y todos muy bien.
¿Cómo describiría a su padre, como persona y como escritor?
Mi padre fue un buen padre para mí, con una educación muy liberal, dándome mucho espacio y dejándome desarrollarme como persona fuera de su ámbito literario. En relación a su faceta literaria, me parecía y me sigue pareciendo un poeta asombroso, magnífico, cuya poesía está plenamente vigente al día de hoy. No puedo olvidar que era un gran trabajador. Estuvo durante muchos años trabajando por las mañanas en Selecciones del Reader’s Digest y por las tardes en el Instituto de Cultura Hispánica. Era un sabio, conocedor de lo divino y de lo humano. Muy socarrón y enormemente responsable. Hacía la vida fácil a los demás. Era estupendo. Fue una pena su ictus, cuando estaba en pleno proceso creador.
¿De dónde le viene a su padre esa vinculación con la filosofía de Ortega?
Ortega fue un gran maestro para él. Por eso le dedica el último apartado de Teoría de la Libertad. Supongo que como maestro suyo, lo que Ortega decía era cercano e importante para él: “Como sabemos, Ortega afirma la identidad entre el ser del hombre y el proyecto vital”. Decía Ortega: ”Según esto, el factor más importante de la condición humana es el proyecto de vida que inspira y dirige todos nuestros actos. Cuando las circunstancias nos impiden y estorban ser el personaje anticipado que constituye nuestra más auténtica realidad, nos sentimos profundamente inhibidos” y en este caso sigue afirmando Ortega: “no puede hacer el hombre lo que que tiene que hacer, lo que tiene que ser”. El hombre solo puede verificarse por la realización del proyecto vital. Por consiguiente es de suma importancia deslindar en que consiste este proyecto. Y así entre él y Ortega lo van haciendo.
¿Este libro es de esos que escribió en Cercedilla?
No, no lo creo. Este libro era el prólogo de Cervantes y la Libertad pero cuando antes de su publicación, en 1960, lo leyó Dionisio Ridruejo, le dijo que era muy bueno y que merecía ser un libro, no un prólogo, donde iba a perder importancia. Mi padre le hizo caso y doce años más tarde lo publicó por separado. Hoy es una feliz noticia que se vuelva a editar. Lo merece totalmente.
¿Cómo escribía su padre?, ¿en verano, en invierno, en soledad…?
Mi padre, hasta el año 1962, escribía en Madrid y cuando podía. Durante mucho tiempo, se dedicó a escribir Cervantes y la Libertad. Una buena parte en los veranos antes de 1960. Se fue a vivir a casa de mi padrino, Primitivo de la Quintana, para poder terminarlo mientras mi madre y yo veraneábamos fuera de Madrid. A partir de 1962, todo lo que escribió prácticamente fue en Cercedilla. Lo hacía en verano del 15 de Julio al 15 de Septiembre, con jornadas desde las 11 de la mañana a las 7,30 de la tarde, sin comer, solo un ponche que le llevaba mi madre al despacho. Cercedilla fue una bendición ya que allí podía trabajar tranquilo y bien. Sin nadie que le molestara en su quehacer literario.
¿Qué destacaría de Teoría de la Libertad?
No es un poema, no es prosa poética y es casi más que un ensayo. Es un ambicioso proyecto que hoy revive y como decía antes, que merece mucho la pena. El lector lo decidirá.
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