Gobernar es dirigir; es tener esperanza e infundir aliento en los demás y llevar la fuerza tras de sí.
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Para los Gobiernos liberales, la razón, y no la fuerza, es el nervio de la autoridad
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Hay una responsabilidad infinitamente mayor que la de correr los riesgos de buscar el bien; es la de haber jurado procurarlo y desertar del puesto por temor a las responsabilidades.
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La Monarquía es el núcleo de la nacionalidad; sobre ella se ha formado, en ella se ha plasmado la vida nacional; es el alma misma de la nación
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La institución monárquica es el broche, el lazo, la personificación de la unidad nacional; lo es en la realidad, en la Historia y todavía más en la conciencia del pueblo español.
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Querer construir contra la Monarquía y fuera de la Monarquía en España, es como si un arquitecto se pusiera a proyectar sin contar con la ley de la gravedad. Y en la Historia, como en la política, la ley de la gravedad es una fuerza que se combina con todas las demás, que entra en todas las acciones y reacciones y con la cual tienen que contar cuantos quieran hacer obra estable.
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Las Cortes son en España una institución castiza tan arraigada, que no sabrá imaginar nadie Constitución política en que se pueda prescindir de ellas.
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No hay instante en que corran más peligro los prestigios del Parlamento y los altos intereses morales de una nación como aquel en que el Poder legislativo, agitado y movido por tendencias y convicciones honradas pero vehementes, por pasiones, en fin, pone mano en los derechos privados y en los derechos civiles de cualesquiera entidades; porque de eso a la tiranía no hay más que un paso, y ese paso es la hipocresía de las formas de la libertad.
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Las leyes naturales no las derogan los Gobiernos ni los Parlamentos.
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La garantía de las minorías es el honor de la mayoría, siendo imposibles las relaciones entre unas y otra, y aun en la vida parlamentaria, sin la prudencia
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La investidura del diputado, por lo mismo que representa inmunidades augustas, impone respeto grande a los cánones de la templanza.
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La oratoria no es pasatiempo de acústica recreativa, sino comercio espiritual de muchas almas que deliberan o sienten de consumo, y su designio, por modesto que sea, siempre pide orden, proporción, lógica y oportunidad.
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La verdadera unidad nacional no consiste en tener unas fronteras y un solo régimen; consiste en tener un solo corazón y la voluntad de anteponer a todo el amor a la patria.
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